El 4 de julio de 2005, Jannesa, de nueve años, estaba disfrutando de un día de diversión en el agua con su familia cerca de la costa de Key West cuando ocurrió algo terrible. La niña de cuarto grado de Key West estaba en un gran flotador con dos de sus cinco hermanos cuando el bote que los remolcaba de dio vuelta y arrojó el flotador contra un rompeolas de hormigón.
En los espantosos minutos siguientes, la madre de Jannesa, Jaime, y su prometido sacaron a la niña gravemente herida del agua y la llevaron a un hospital de Lower Keys.
Fue allí donde Jaime se enteró de que una parte del cráneo de Jannesa se había hundido trece centímetros en el cerebro y que tenía una fractura orbital que ponía en peligro el ojo derecho. Los médicos aconsejaron que Jannesa fuera trasladada al Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, donde un neurocirujano y otros especialistas la estarían esperando.
Mientras que el equipo de transporte de cuidados intensivos LifeFlight® del Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, traía a Jannesa y a Jaime al hospital, el Dr. David Sandberg, neurocirujano del Nicklaus Children's Hospital, enfrentaba sus propios desafíos. Cuando trataba de llegar desde Brickell al hospital a las 9 p. m., el Dr. Sandberg no pudo moverse debido a un embotellamiento creado por una exhibición de fuegos artificiales en el área.
Ansioso porque sabía que una niña gravemente herida pronto lo estaría esperando, el Dr. Sandberg hizo señales al vehículo del oficial Steven Ellinport de la policía de Coral Gables.
“Puso la sirena y me llevó por el carril opuesto y a través de una zona de césped, lo que me permitió llegar al hospital en tiempo récord”, recuerda el Dr. Sandberg.
Cuando el Dr. Sandberg revisó por primera vez a Jannesa, era obvio que la niña necesitaba una cirugía de inmediato. Estaba letárgica y tenía una laceración enorme que se extendía desde la frente hasta el párpado, a través de la que se podía ver tejido del cerebro. El Dr. Sandberg y el personal del hospital llevaron de prisa a la niña al quirófano, donde se extirpó el tejido dañado del cerebro de Jannesa y se reparó la fractura craneal.
“Actualmente, ella es normal desde un punto de vista neurológico”, afirmó el Dr. Sandberg. La familia de Jannesa reconoce cuán afortunados fueron. “Ella está excelente”, dijo Jaime. “Es una niña muy feliz. Nos dice que Jesús la salvó y que ahora tiene que lograr cosas importantes”.